22.5.07

De cómo sangran las bocas del infierno

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La misión globalizadora del imperio y del capital, además del flujo constante de tecnología y la pérdida de los valores en el mundo, han permitido el constante y progresivo desgaste de las tradiciones de los pueblos y de las naciones, entre éstas pérdidas. Con la excusa un poco débil de la "practicidad" nos hemos olvidado de escribir como la tradición de nuestra lengua nos dicta. Sí, las lenguas son un elemento orgánico, pero es denigrante que se le trate como puta vil ensuciada por la pseudocultura que nos venden junto con Coca cola y otros productos, que no necesariamente son materiales, sino ideológicos. Es lógico pensar entonces que lengua española, producto del mestizaje del que somos producto la mayor parte de los habitantes nacidos en México, sea corrompida con anglicismos y con estructuras gramaticales propias de otras lenguas, en especial el lenguaje por excelencia de la estandarización, el inglés americano.
Es común ver en las conversaciones virtuales de los mensajeros electrónicos la ausencia de los signos que inician una oración exclamativa o interrogativa. Incluso yo he llegado a denigrar así mi idioma. Quizás parezca un tanto radical el sentirse ofendido por la ausencia de un signo, pero considero que son los indicios de una progresiva destrucción de nuestra cultura e identidad. Y no sólo se remite a la desaparición de los signos gramaticales, sino a la destrucción de las ínfimas estructura que conforman el código del español o castellano o la inclusión de términos en el habla y en la escritura propios de la lengua inglesa.
Por eso cada hispanoparlante que se considere digno de su lengua y que se considere parte de una cultura que comparten millones de hablantes en el globo debería asumir el deber fundamental de la defensa de esos antiguos valores que merecen ser conservados. Y quizás se cumplan los valores humanos que propone la lengua española "Limpia, fija y da esplendor".

Nota:

Según la Real Academia de la Lengua
De la interrogación y la admiración. 1.° Los signos de interrogación y de admiración se ponen al principio y al fin de la oración que deba llevarlos: ¿Dónde estás?; ¿A qué vienes?; ¿Te veré mañana?; ¡Qué assombro!; ¡Ay de mí!

2.° Si las oraciones con interrogación o admiración son varias, breves y seguidas, no hay necesidad de que, exceptuada la primera, empiecen con mayúscula: ¿Dónde has estado?, ¿qué has hecho en tantos dias?, ¿como no te pusiste en caminho, así que recibiste mi carta?; ¡Cuánto engaño!, ¡cuánta perfidia!, ¡qué impudencia!

3.° Cuando lo escrito después de la interrogación o la admiración fuere complemento de la pregunta o de la frase admirativa, no comenzará con letra mayúscula: ¿Digo yo que no tengas razón?, contestó Blas a Diego; ¡A las armas!, gritaron todos.

4.° El signo de principio de interrogación o admiración se ha de colocar donde empieza la pregunta o el sentido admirativo, aunque allí no comience el período; v. gr.: Privado del racional discurso, ¿que es el hombre sino una criatuva desvalida, inferior a los brutos? Y si la caprichosa fortuna lo encumbra en alto puesto, ¡cuántas lágrimas y ruina y sangre le cercarán en torno!

5.° El signo de principio de interrogación o admiración refleja el movimiento de la entonación en las frases de este tipo, da claridad a la escritura, y no debe suprimirse por imitar, con mal acuerdo, la ortografia de lenguas extranjeras, que solo usa el signo final.

6.° Hay cláusulas que son al par interrogativas y admirativas, y en ellas podrá ponerse nota de admiración al principio y de interrogación al fin, o viceversa: ¡Que esté negado al hombre saber cuándo será la hora de su muerte? ¿Qué persecución es esta, Dios mio!

Tomado de: http://www.elcastellano.org/esbpuntu.html



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2 Response to De cómo sangran las bocas del infierno

1:02 a.m.

Somos estúpidos. Somos huevones. Decimos cosas como "inguesú". Escribimos palabras como "Wey" (aunque debería ser Güey, en dado caso) inventamos términos... pero todo esto ya es normal, Adal Ramones no dijo que estaba bien y nosotros hicimos caso... "La vida no es Fácil" nos repetía sin cesar un maestro... quizá otros setenta años nos quedan para quejarnos ininterrumpidamente, Alcemos la voz y digamos "NO" a cuanta propaganda invite a la gente a ser estúpida... un par de palmadas en las mejillas no bastan... "aguas K" me invitaba a usar condón para no contraer VIH (estúpida imagen ¿no crees? [tampoco crees que los virus traspasan las fibras de los condones])... és es la gente que nos educa... "la vida no es fácil" decía mi maestro...

Anónimo
8:08 p.m.

Gracias al poco orgullo nacional que me queda, procuro ahora escribir como debe ser.

Como sea, me parece que la gente (incluyéndome) hemos perdido y/o no encontramos por qué hemos de seguir "nuestras tradiciones" sin dejarnos influenciar por el mundo externo. No encontramos el por qué sentirnos orgullosos de nuestro origen, y en algunos casos puede surgir más bien el sentimiento contrario.
Y, ya que asumo que mi "sentimiento patriótico" se basa únicamente en el "lavado de cerebro" que sucede en nuestra infancia, y no encuentro "argumentos lógicos" para defender y/o sentirme plenamente orgulloso de este país (junto con su lengua y tradiciones), me gustaría que escribieras sobre esos argumentos que al parecer nos hacen falta a muchas personas.
Gracias de antemano por esa "entrada" que espero exista.
Saludos