No describiré cursimente "la algarabía de los puestos ambulantes de relojes robados y películas piratas", ni tampoco "el dulce canto de las patrullas y el ajetreo para entrar al metro y al metrobús en una tarde de Viernes de quincena".
Eso se derritió en el instante que la vi, anonadada por darle una moneda a una indigente.
En el inicio de la escena no sabía que era, que quería decir con su forma de vestir y su forma de actuar. Me pregunté, seriamente, ¿será una loca? Lo dudé por la bolsa de papel reciclable y un envasé de café (de una marca cuyo nombre no mencionaré y que es representada por una fémina con cola de pescado).
Ataviada con una especie de aikidogui o karategui pero en rojo y amarillo, y sin ningún cabello en la cabeza bajó las escaleras sacó un boleto del metro de su bolsa y se metió a los andenes.
Yo entonces pensé en el cuento de Cortázar, Manuscrito hallado en un bolsillo, y casi oré porque se metiera a la dirección Pantitlán.
Cosa que hizo.
Cosa que hizo.
La seguí y
bajamos
por las escaleras
y entramosalmismovagóndelmetro)))))))))))))))))))))))))))))))))))))))______________))))))))La gente se apretujaba, la afluencia era desesperante, el calor se metía hasta por las hendiduras empañadas menos conocidas y el aliento de una alberca de sudor propio y ajeno.
Empapado me envalentoné y le pregunto a la mujer rapada:
¿
es
usted
budista
usted
budista
?
Con una gran sonrisa me dijo que sí.
Seguí preguntándole,
sobre los templos
y los lugares de oración
de la Nueva Tradición Kadampa.
Y me informó, sin tratar de convertirme a nada.
Fue cuando volví a tener fe.
Seguí preguntándole,
sobre los templos
y los lugares de oración
de la Nueva Tradición Kadampa.
Y me informó, sin tratar de convertirme a nada.
Fue cuando volví a tener fe.
1 Response to Acto de fé (cont)
este comentario es un acto de prescencia
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